La evolución de la economía china sugiere que la "nueva normalidad" del crecimiento del PIB del gigante asiático se sitúe en tasas de entre el 7% y el 7,5% anual a partir de 2013, en contraste con el crecimiento medio anual superior al 9% registrado entre 2000 y 2011, algo que, según Standard & Poor's resulta "inevitable y aceptable".
En este sentido, la agencia de calificación de riesgos señala que mantener "artificialmente" las anteriores tasas de crecimiento económico mediante agresivas políticas de estímulo resultaría cada vez "más costoso e inútil".
"Las nuevas autoridades chinas parecen aceptar la realidad de que el crecimiento está condenado a reducir su velocidad a medida que China converge con las economías avanzadas", indica el economista jefe de S&P para Asia-Pacífico, Paul Gruenwald.
No obstante, la calificadora de riesgos advierte de que, a pesar de que un menor ritmo de crecimiento hará más sostenible algunos aspectos de la economía, aún es necesario un cambio en los motores de crecimiento hacia el consumo, algo que todavía no ha ocurrido.
Si el crecimiento es demasiado rápido, entonces el retorno de las inversiones y, de este modo, la calidad del crédito empleado para financiar las inversiones se resentirá, apunta Gruenwald, mientras que si el crecimiento es demasiado lento se solucionaría el problema de la creación de 'deuda tóxica', pero no el de atender al servicio de la deuda existente, añade.