lunes, 16 de julio de 2018


30 años de Akira, el filme que 

internacionalizó el manga

  • Su historia de ciencia ficción, repleta de escenas de violencia explícita y crítica social, 
  • transformó el panorama

30 años de Akira, el filme que internacionalizó el manga
Imagen del cartel de Akira, la película estrenada en 1988 y que revolucionó el manga (Akira)


Hubo un tiempo en que el término manga se asociaba únicamente a las camisas.
Era a comienzos de los ochenta, y los más pequeños se entretenían con Barrio Sésamo Los Pitufos. Si un adulto paseaba con un cómic bajo el brazo, se trataba
sin duda –exceptuando el underground– de un regalo para algún hijo o sobrino,
y si nos hablaban de dibujos animados japoneses, a nuestras cabezas venían Heidi,
el mono Amedio o Mazinger Z. Esa época se desvaneció el día en que se estrenó Akira, el filme de anime que internacionalizó el cómic japonés, transformándolo con una historia de ciencia ficción, repleta de escenas de violencia explícita y crítica social: Tokio quedaba asolada por una explosión nuclear. Era el 16 de julio de 1988, mañana hará 30 años.
“La aparición del filme despertó una gran expectación a nivel global”, explica Ivan Pintor, profesor de Historia del Cómic y de Cine Contemporáneo en la Universitat Pompeu Fabra. “Hasta el punto de que los fans lograron importar a Barcelona copias de la película que corrieron incluso antes de su estreno oficial en el festival de Sitges de 1991”. Pero la obra de Katsuhiro Otomo no estuvo sola en esta labor apostólica de difusión del dibujo animado japonés. “ Akira está unida a Bola de Drac y Dr. Slump”, afirma Oscar Valiente, director de Norma editorial. “El gran cambio con estos títulos
es que dan a entender que se podían hacer dibujos para adultos. Por primera vez los jóvenes siguen las series de animación en una edad en que teóricamente ya no se hace”.
Esta fiebre por el manga se materializó en una mayor difusión de los cómics nipones, la aparición de sellos especializados como Manga films y la entrada en el sector de grandes editoriales como Planeta, Salvat o Bruguera, abriendo un mercado transversal en la edad, “que atrajo principalmente a personas entre 30 y 40 años, amantes de la ciencia ficción, que descubrieron a través de Akira que el manga no eran sólo historias de acción”. “Y al público femenino”, recuerda Óscar, “que comienza a leer cómic a través del manga”.

El cómic Akira apareció en Japón en 1982, saltando a la gran pantalla seis años después. El film exigió una fuerte inversión económica, que obligó a los grandes estudios nipones a unirse para asumir el coste. “ Akira intenta elaborar un producto de manga con el nivel de las películas de Disney”, explica Oscar Valiente. La película narra la aventura de una banda de moteros en una inmensa y deshumanizada Neo-Tokio, una ciudad postnuclear con escenarios similares a los que encontramos en Blade Runner o Mad Max. Un miembro de la banda, Tetsuo, es detenido por el ejército, que lo utiliza como conejillo de indias para experimentos genéticos. Su mejor amigo, Kaneda, irá en su búsqueda a través de Neo-Tokio.
El éxito transformó la película en un referente de la cultura popular japonesa. No es casual que el Ayuntamiento de Tokio use imágenes del manga para promocionar los próximos Juegos Olímpicos que, al igual que en la ciudad post nuclear de Neo-Tokio, se celebran en el 2020.
Drogas, bandas de moteros, corrupción...
“ Akira representa una síntesis casi perfecta del sistema narrativo y las temáticas del manga japonés” expone Ivan Pintor. La figura del superviviente, el niño como héroe dentro del relato y como metáfora del renacimiento, la tecnología que alcanza todos los rincones de la vida humana, y el recuerdo de un desastre del pasado, un apocalipsis como origen de los acontecimientos, en el país que sufrió la bomba atómica. “La historia mezcla el manga clásico con temas contemporáneos, sucios. Aparecen las drogas, las bandas de moteros, la corrupción”. Y por supuesto la moto, ese cohete rojo inspirada en los vehículos que aparecían en Tron.
Akira abrió definitivamente al mundo adulto la cultura del cómic en general, y del japonés en particular. Basta observar cuántos adultos hacen cola en los cines cada vez que estrenan la aventura del superhéroe de turno con capa y antifaz. Y no, no lo hacen por acompañar a los pequeños de casa.