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Bagdad. Dacca. Estambul. Orlando… solo en las últimas
semanas estas ciudades han sido blanco de ataques que han dejado decenas de
muertos, cientos de heridos y sociedades desgarradas ante la conmoción y el
terror.
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Según un análisis
de The New York Times, más de 1200 personas han muerto a causa de los
ataques del Estado Islámico (o de aquellos inspirados en el EI) desde el
2014.
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Aunque está perdiendo territorio
en Irak y Siria, el EI se ha convertido en una versión más sofisticada de
su antiguo rival, Al Qaeda. La creciente red global de combatientes del EI
es evidencia de que el grupo terrorista ha elegido ejercer presión a nivel internacional
mientras cede terreno en casa.
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Este nuevo tipo de organización presenta nuevos retos para
las autoridades a nivel local y global. ¿Cómo combatirlo? Las ofensivas
militares en Irak y Siria son necesarias pero no suficientes.
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La prevención y la creación de estrategias para evitar el
reclutamiento de más jóvenes vulnerables a sus filas también deben ser
prioridad.
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