La erupción inesperada en el Monte Ontake
La erupción del segundo volcan de mayor altitud de Japón cogió a la comunidad científica por sorpresa. Este hecho podría parecer sorprendente en un país tecnológicamente desarrollado acostumbrado a la actividad volcánica, sobre todo si se tiene en cuenta que el Monte Ontake es uno de los cuarenta y siete volcanes activos de Japón sometidos a vigilancia intensa.Según se informa en Scientific American, esta falta de anticipación podría haberse debido a que la erupción fuese de naturaleza freática, una explosión de vapor a baja profundidad causada por la presencia de agua y calor prácticamente imposible de predecir. En este tipo de explosiones cabe la posibilidad de que se abran grietas sin previo aviso pero de ellas no surja lava sino rocas estables y meteorizadas completamente destruidas. La espectacular explosión que se produjo en la erupción de 1883 en el Krakatoa (Indonesia) y que se escuchó «en todo el planeta» fue un tipo de erupción freática.
En The Guardian explican el proceso: «El agua de lluvia que se filtra asiduamente en un volcán acaba calentandose en las rocas de su interior y resurgiendo en forma de fuentes termales y fumarolas. No obstante, si por cualquier razón este agua queda atrapada, o una fractura hace que entre en contacto con el magma, el exceso de calor hace que se vuelva vapor». Este vapor adopta un proceso de expansión rápida que puede llegar a desbloquear una fumarola y desplazar violentamente masas rocosas ingentes.El Monte Ontake cuenta con cinco estaciones de GPS (Sistema del Posicionamiento Global) y un inclinómetro dedicados a medir la deformación superficial asociada a una erupción magmática. En los datos generados por estos instrumentos no se apreciaron cambios antes o durante la erupción, tal y como confirmó a Nature Toshikazu Tanada, director de investigacines volcánicas en el Instituto de Investigación Japonés de Ciencias de la Tierra y Prevención de Catástrofes ubicado en Tsukuba: «Cuando el magma se eleva en las grandes erupciones los inclinómetros y los GPS detectan este hecho.
En este caso no se produjo tal registro». Según el Sr. Tanada, incluso aunque en Ontake hay relativamente pocos instrumentos instalados, es poco probable que no hubiesen registrado una actividad magmática importante.Los doce sismómetros instalados en el Monte Ontake para detectar ondas sísmicas relacionadas con la actividad volcánica detectaron, tras un agosto tranquilo sin actividad, cincuenta y dos incidencias el 10 de septiembre y ochenta y cinco al día siguiente. A partir de ahí se situaron en una horquilla de entre diez y veinte diarias. No obstante, tal y como puede confirmar cualquier vulcanólogo experimentado, este repunte de la actividad sísmica no implica necesariamente nada concreto. En Nature se explica por qué: «El aumento de la actividad sísimica en un volcán, como la observada a principios de septiembre, puede suponer un aumento en la probabilidad de que se produzca una erupción pero normalmente acaba por no producirse. En 2011 se apreció en Ontake el mismo tipo de aumento de la actividad sísmica sin que se produjese una erupción posterior».La mayoría de los volcanes presentan una actividad sísmica errática. No obstante, El Sr. Tanada sugiere en Nature que se puede mejorar la situación para ayiudar a evitar muertes adicionales en el futuro. Se pueden instalar instrumentos nuevos, en concreto dispositivos de medición de gases, para mejorar la vigilancia y también se puede crear un sistema de alerta rápida nacional similar al que ya está en marcha para los terremotos y que es el más rápido del mundo.