martes, 22 de diciembre de 2015

Una dinastía orgánica







China es un país de dinastías. Así se escribe su historia.
Durante cientos de años estas han modulado su devenir. Incluso en la China republicana, no faltó quien pretendiera dar vida a un nuevo linaje. La China maoísta cortó de raíz los titubeos dinásticos. 
El propio Mao paralizaba su tren al paso de la montaña Tai donde rendían sacrificios los emperadores para evidenciar que el no haría lo mismo. 
Sus campañas contra las viejas costumbres y las viejas ideas pretendían construir un dique contra el retorno de aquel pasado que había conducido a China a la decrepitud. 

No obstante, en su actuar, también la mentalidad imperial acabó dejando su impronta en el propio Mao y su afán por el poder absoluto.
 Con menos proclamas, Deng Xiaoping sentó las bases de una institucionalización que ha permitido auspiciar cierto futuro a la primera dinastía orgánica de la historia: el PCCh.
Xulio Ríos. Director del Observatorio de la Política China


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