India y América Latina: el camino de una nueva cooperaciónEntrevista a Ignacio Bartesaghi
Las relaciones entre América Latina e India podrían dinamizar la economía de nuestro continente. Aunque la cooperación entre el país asiático y los países latinoamericanos todavía se encuentra por debajo de su potencial, el crecimiento de los vínculos ya ha permitido entrever resultados positivos. En esta entrevista, el especialista Ignacio Bartesaghi explica los resultados y las expectativas de esta sociedad tan deseada como posible.
En los últimos tiempos se ha trabajado más profundamente en las relaciones de cooperación entre la India y América Latina. ¿Por qué es importante esta relación de cooperación y en qué estado se encuentra actualmente?
Es cierto que progresivamente aumenta el interés entre los dos actores, pero todavía está muy por debajo de su potencial. Las razones son múltiples, pero se vinculan fundamentalmente con la propia dinámica de India en el comercio global y sus relaciones internacionales en general. Por supuesto, también este proceso se asocia a los rasgos históricos que unen a América Latina con Europa y Estados Unidos.
En el caso de India se trata de una potencia todavía cerrada que juega un rol totalmente subvaluado en el escenario internacional (quizás con la excepción de sus posiciones en el ámbito de la Organización Mundial del Comercio), especialmente si se tiene en cuenta que estamos frente a una potencia nuclear, que será en los próximos años el país más poblado del mundo y que ya crece a tasas superiores a las de China.
Se trata de un país que focalizó sus esfuerzos diplomáticos en su región más próxima, especialmente en el conflicto con Pakistán y que mantiene hasta el presente una relación al menos particular con China, Rusia y Estados Unidos. Sus dinámicas internas de desarrollo han estado marcadas por su sistema de gobierno, religión y filosofía, lo que derivó en cierta demora en las necesarias reformas internas.
En los últimos años, India viene mostrando trasformaciones de suma importancia, pero han estado de cierta forma bajo la sombra del crecimiento de China y su proyección internacional. India muestra reformas que en algunos casos son de la dimensión de las mostradas por China, pero al no contar con proyección internacional (por una ausencia de estrategia en ese sentido) pasan algo desapercibidas.
En su artículo «Descubriendo India: el potencial comercial del otro gigante asiático», usted ha expresado que los vínculos de dicho país con América Latina han crecido pero son escasos comparados con otros países del continente asiático. ¿Cuáles son las razones de ese fenómeno?
Ninguno de los dos actores mostró un interés firme en profundizar los vínculos hasta el presente, con la única excepción de Brasil en el período del presidente Lula. Los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y el Foro de Diálogo India-Brasil-Sudáfrica (IBSA), pero también el acuerdo entre Mercosur y la India (con impacto nulo en términos comerciales, pero sí con intereses políticos) colaboraron con un mayor acercamiento entre las dos regiones, pero a un nivel marginal si se lo compara con China.
En definitiva, la diferencia ha sido el comercio. El desarrollo de China en los últimos años impulsó el comercio y la economía de América Latina, transformándose en el principal comprador de los recursos naturales exportados por la región. Luego se dio paso a una serie de acuerdos comerciales, de inversión, de financiación y de cooperación. En ellos, China tiene mucho por crecer. Pero todo se inició por el comercio. Primero, China se convirtió en un comprador voraz de materias primas. Luego se transformó en un proveedor productos de consumo. Ahora también es un país proveedor de capital.
China cuenta con una estrategia específica respecto a América Latina. La potencia asiática ha aprovechado el espacio que han dejado las potencias centrales en dicha región. Otras economías asiáticas como Japón y Corea del Sur también tienen intereses muy bien definidos en América Latina en términos de inversiones y cooperación, los que incluso son anteriores a China.
En el caso de India, el interés en América Latina es muy reciente. Se trata más de una reacción que de una acción. A medida que India se desarrolla industrialmente, logra posicionarse en segmentos donde le compite a China. Es allí donde comienza a recuperar el terreno perdido con su gran competidor. Lo primero es el comercio, luego las empresas indias en la región y más adelante se abrirá espacio para las inversiones y la cooperación. Finalmente están los acuerdos comerciales, pero estos dependerán de cuánto avance India en su apertura en otras negociaciones como, por ejemplo, la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés) o una posible reactivación de las negociaciones con la Unión Europea.
En definitiva, la presencia de China en los mercados latinoamericanos es parte de su modelo de desarrollo. Con el tiempo India seguirá el mismo camino, pero debido a sus dinámicas internas y la demora en iniciar su proceso de apertura, su presencia en la región demorará todavía en emerger.
La presencia diplomática de India en la región aún es muy baja, por lo que en los próximos años veremos la apertura de nuevas embajadas en diferentes países latinoamericanos, donde China, Japón y Corea le sacan mucha ventaja. También deberá profundizar su relación con los organismos regionales y procesos de integración de la región, donde podría solicitar ser observador.
Por otro lado, prácticamente no hay especialistas en India en América Latina, los estudios sobre este país son muy pocos y son contados los centros que tienen a India como su foco de atención. Resta mucho por hacer desde nuestra región para darle progresivamente a esta gran nación otro espacio en nuestra política exterior.
¿Cuáles son, al día de hoy, las principales ramas de contacto económico entre América Latina e India? ¿Qué bienes se comercializan entre ambos y qué ventajas podría otorgarle a nuestra región un incremento de este proceso comercial?
La relación comercial en términos de estructura es bastante similar a la que se mantiene con China. India exporta productos industriales como vehículos, medicamentos, máquinas y herramientas, químicos y plásticos, mientras que América Latina coloca combustibles, oro y piedras preciosas, minerales, grasas y aceites animales y azúcar, entre otros. En los últimos años y a medida que India comienza una sofisticación de su estructura industrial, le compite directamente a China y otras potencias asiáticas en algunos sectores, el caso más notorio es el de los vehículos.
La presencia de empresas indias en América Latina es cada vez más notoria. Pero también se observan empresas latinoamericanas que emprenden negocios en India a medida que el país asiático abre más sectores a la inversión extranjera (fenómeno que es bastante reciente en algunos casos).
El vínculo con India es muy fuerte en servicios, dado que se está frente al principal exportador mundial de varias categorías de servicios. En este sector como en el de medicamentos, ha seguido una política sectorial que lo ha transformado en gran jugador mundial.
Las estrategias de comercio con India, ¿se han desarrollado país por país o, por el contrario, existen estrategias consensuadas en organismos multilaterales latinoamericanos para acrecentar ese proceso?
Las estrategias con India han sido individuales. Salvo en el caso del Mercosur y su Acuerdo de Preferencias Fijas, ningún país de la región a consensuado una relación con India. De hecho, la relación de Brasil con India en el marco de los BRICS o el IBSA ha sido claramente individual, por lo que en ese espacio nunca defendió los intereses de la región (los intereses de India y Brasil tienen que ver también con las aspiraciones de los dos países a ocupar un asiento permanente en el Consejo de Naciones Unidas y con la cooperación militar).
Por otro lado, Chile es el país que ha logrado renegociar su Acuerdo de Preferencias Fijas con cierto éxito, incorporando más productos y alcanzando la relación más profunda de un país latinoamericano con India. Colombia cuenta con una estrategia individual con India y en la cancillería se le otorga suma importancia a dicha relación, pero la misma no es consensuada con el resto de los miembros de la Alianza del Pacífico.
Desde el lado de la India, la mencionada falta de estrategia es una preocupación. Es por eso que, desde el Ministerio de Comercio e Industrias y del de Asuntos Externos de la India, con el apoyo de varios think thanks, se propuso la posibilidad de contar con un Grupo CELAC – India como el que tiene China, lo que confirma una vez más que se está frente a una reacción más que de una acción.
Yendo específicamente a la situación de India. ¿Podría comentarnos cuál ha sido la estrategia del país para desarrollar un crecimiento sostenido desde hace ya veinte años? ¿Qué lecciones puede sacar América Latina de ese proceso?
Una de las lecciones que se pueden aprender de India, pero también de otras economías asiáticas, tiene que ver con la toma de decisiones y las políticas de largo plazo.
Me refiero a que en toda política de desarrollo hay que definir primero qué sectores apoyarás (no pueden ser todos), analizando su potencial de crecimiento. Salvo excepciones, en América Latina esto ha sido imposible. Los lobbies nos han impedido llevar adelante discriminaciones positivas. En India, el caso de los servicios y los medicamentos es muy emblemático. Por otro lado, y más allá de las dificultades sociales y políticas que ha enfrentado India en las últimas décadas, hay políticas que se sostuvieron con apoyos de largo aliento. Esta es otra dificultad que observamos en América Latina.
Otro pilar tiene que ver con la educación. Las estrategias de expansión industrial y de servicios están asociadas a una red educativa que ha tenido resultados, ya que los esfuerzos en ese sentido se han re direccionado a los sectores con mayor potencial de internacionalización. Ahí hay mucho pragmatismo, del que nosotros adolecemos.
También es cierto que la importante mano de obra, la juventud de su población y el idioma, han llevado a India a contar con un recurso especializado que se cuenta por millones, lo que naturalmente ha generado un diferencial en términos de competitividad global.
Esto no quiere decir que el país aún no enfrente dificultades enormes. Sigue siendo una economía cerrada (prácticamente sin acuerdos comerciales más allá de los que mantiene con sus vecinos más próximos), su economía cuenta con niveles de informalidad que son insostenibles, el déficit de infraestructura aún es inmenso y los niveles de pobreza son todavía muy elevados.
Ignacio Bartesaghi es doctor en Relaciones Internacionales, magíster en Integración y Comercio Internacional, licenciado en Relaciones Internacionales, posgraduado en Negocios Internacionales e Integración y en comercio exterior. Es decano de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Católica del Uruguay y director del Departamento de Negocios Internacionales e Integración y docente de la misma Facultad. Además, integra el Sistema Nacional de Investigadores de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación del Uruguay. Bartesaghi forma parte de la Red América Latina – China de la UNAM de México, la Red Integranet de la Universidad de Valencia, la Universidad Externado de Colombia y la Universidad del Norte. Es Secretario de la Asociación Uruguaya de Estudios Internacionales y fue por un período de seis años el Coordinador del Observatorio América Latina – Asia Pacífico de la ALADI, CAF y la CEPAL.