La gran expansión china
Anteayer, el presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, inauguró una línea de
ferrocarril que une Nairobi con la ciudad de Naivasha, en el valle del Rift.
La infraestructura prolonga la vía que une el puerto de Mombasa con la capita
l y supone la apertura de un corredor fundamental para sacar al mar las
abundantes materias primas que hay en esa región central de Kenia,
donde el Gobierno, además, está construyendo un parque industrial.
La línea de tren ha costado 1.500 millones de dólares y ha sido financiada
y construida por China.
Es una más de las inversiones que el gigante asiático está realizando en África
desde que hace 18 años creara el Foro de Cooperación China-África
(Focac, por sus siglas en inglés), iniciativa que está logrando que el país
comunista se esté 'quedando' con ese gran continente. En la última
cumbre del foro, hace un año, acudieron a Pekín más de 50 jefes de
Estado y de Gobierno africanos y de él salió la promesa de inversión
de otros 60.000 millones de dólares (52.000 millones de euros).
La investigadora Anna Fiorelli ha publicado en el Instituto Elcano algunas
cifras que dan cuenta de la magnitud de esa incursión: "En tan solo unas
décadas ha supuesto una inversión acumulada de 100.000 millones de dólares
, que se traducen en financiación de proyectos para construir 30.000 kilómetros
de autopistas, generar 20.000 megavatios de electricidad, crear
alrededor de 900.000 empleos locales y depurar más de nueve millones de toneladas
de agua al día".
Y, además de las inversiones, China es hoy el principal socio comercial de África.
43 de los 54 países del continente tienen a China como principal proveedor
de bienes y servicios, mientras que una decena de ellos concentran en el país asiático
el 30% de sus exportaciones. China ha entrado en África para quedarse, entre
otras razones, porque esta enorme cantidad de dinero que está aportando es una
hipoteca que endeuda a esos países. Se le critica que lo único que hace China
es un nuevo colonialismo, pero el presidente Jinping responde que no tiene nada
que ver porque, en esta ocasión y al contrario de la época del imperialismo europeo, la riqueza generada por las inversiones en la región se queda en la región.
Este desembarco chino en África se engloba en la estrategia conocida como
One Belt, One Road (Una franja, un camino) por la que el presidente
Xi Jinping se ha propuesto crear una inmensa red de infraestructuras en
todo el mundo -la Ruta de la Seda es una de ellas- para llevar a China al
liderazgo mundial. Está dispuesto a invertir entre cuatro y ocho billones de
dólares -entre cuatro y ocho veces el PIB español de un año, más o menos- para lograrlo.
Es tal bestialidad que cuando vuelves la vista a Europa te das cuenta de lo pequeña
que se está quedando. Vieja y pequeña.
Me contaron hace unos años que en un mapamundi nos hemos acostumbrado a
tener a Europa en el centro, América -con Estados Unidos- a su izquierda,
y Asia -con China- a su derecha. Pero eso está cambiando y los nuevos
mapas deberán representar a China en el centro, con América a su derecha,
África a su izquierda y, encima, en una esquina, se representará a Europa.
Es lo que viene.