El concepto del abanico nació hace más de mil años en Corea, en donde era utilizado para mantener alejados a los insectos y combatir el calor. A partir de ahí, su uso se expandió a Japón, China, el resto de Asia y más tarde a los otros continentes.
Al principio se utilizaba una hoja de árbol o una pluma de ave, pero después de la aparición del papel, el abanico tomó su forma actual. El oficio de la realización del abanico blanco es una destreza que los coreanos heredaron a través de los años y de su historia.
Este arte tradicional llega finalmente impulsado por los vientos de los mismos abanicos, para encontrarse en una muestra en donde diferentes artistas argentinos de las artes plásticas y la ilustración, despliegan sus artes y oficios sobre las superficies de los mismos, mostrando como las imágenes pueden traspasar los límites de los formatos convencionales.
Como en toda muestra colectiva, la búsqueda fue la variedad de estilos, técnicas, materiales, paletas, con un pequeño texto (en extensión, pero no en contenido) como disparador común. Así, los abanicos y las imágenes se suceden mezclando pintura, dibujo, collage, formas, texturas y colores.
En esta exposición podremos ver obras realizadas en óleo, acrílico, tempera, gouache, acuarela, lápiz, lápiz color, collage y, en algunos casos, la mezcla de ellos.
Artistas: Bela Abud, María Allemand, María Jesús Álvarez, Pito Campos, Juan Pablo Caro, Silvi Hei, Claudia Legnazzi, Laura Michell, Cynthia Orensztjan, Virginia Piñon, Lucía Mancilla Prieto, Mariano Sánchez, Roxana Seijas, Paz Tamburrini, Mirita