jueves, 12 de octubre de 2017

NORUEGA

El Comité noruego del Nobel: "Imposible quitarle el premio a Aung San Suu Kyi"


Manifestación en Marruecos contra la pasividad de Aung San Suu Kyi ante la violencia contra los
 Rohingya en Birmania. FADEL SENNAAFP

Conforme se prolonga la pasividad de la premio Nobel de la Paz
 Aung San Suu Kyiante la masacre y éxodo de los rohingyas en
Birmania, el país que de facto lidera, la reprobación internacional aumenta.
Organizaciones humanitarias como Human Rights Watch y los premios
Nobel de la Paz Desmond Tutu, Malala Yusufai y Shirin Ebadi, le han reprochado abiertamente la complicidad que supone
 mirar hacia otro lado mientras la minoría musulmana de su país padece
 una brutal represión militar.
La petición para que se le retire el premio Nobel de la Paz ha sido apelada
desde tribunas de medios como 'The New York Times' y 'The Guardian' por
 autores que celebraron su liberación en 2010 y, casi 20 años antes,
la concesión del galardón más importante del mundo por "su lucha
no violenta por la democracia y los derechos humanos", en palabras
del comité noruego que lo concede.
A éste también se dirige estos días una petición en Change.org. La demanda popular le reprocha "el no haber hecho nada para proteger a sus ciudadanos"
, y sostiene que su actitud "racista", por anti-musulmana, "destruye los
 valores democráticos que respetan las diferencias de credos". De ahí que justifiquen que cuando "un laureado no puede mantener la paz,
 por el bien de la paz misma el premio debe ser devuelto o confiscado
 por el Comité del Nobel de la Paz", suscriben los más de 400.000 firmantes.
Sin embargo, su petición es infructuosa. Así lo ha hecho saber Olav Njolstad,
 al frente del Instituto del Nobel que asiste al comité en la elección de los galardonados. "Ni el testamento de Alfred Nobel ni los estatutos de la
 Fundación Nobel ofrecen la posibilidad de que un premio Nobel, ya sea
 de física, medicina, literatura o paz, pueda ser revocado", explicó a AFP.
"Sólo los esfuerzos realizados por un laureado antes de la atribución del
premio son evaluados por el comité del Nobel", añadió, y no sus acciones subsecuentes. Es más, "como cuestión de principio, el comité noruego 
nunca comenta lo que los laureados del Nobel de la Paz puedan 
decir y hacer después de que se les haya otorgado el premio", recoge
un comunicado.
Cuando anunciaron su concesión a Aung San Suu Kyi, en octubre de 1991, el organismo deseó "homenajear a esta mujer por sus inquebrantables esfuerzos
y demostrar su apoyo a las muchas personas de todo el mundo que se
esfuerzan por alcanzar la democracia, los derechos humanos y la conciliación étnica por medios pacíficos", explicaron.
Entonces su hijo de 18 años, Alexander Aris, tuvo que recoger el galardón,
 pues el "símbolo moderno de la libertad de Birmania "permanecía bajo
arresto domiciliario por oponerse a la Junta militar que gobernó Birmania
entre 1962 y 2011. El joven recordó en su discurso unas palabras de su madre: "Para vivir una vida completa, uno debe tener el valor 
de asumir la responsabilidad de las necesidades de los demás".
 Para muchos, hoy Aung San Suu Ky lo ha olvidado