Corea del Sur convierte su mayor matadero de carne de perro en un parque público
El complejo había sido criticado una y otra vez por activistas en defensa
los derechos de los animales por el sacrificio masivo de canes
Madrid
Corea del Sur ha comenzado a desmantelar el mayor matadero del país de carne de perro, situado en el complejo de Taepyeong-dong, en la ciudad de Seongman, una urbe de unos 950.000 habitantes situada al sureste de Seúl. El inmueble quedará vacío y limpio en unos días y se convertirá en un parque público, según ha informado la BBC. El complejo había sido criticado una y otra vez por activistas en defensa de los derechos de los animales por el sacrificio masivo de canes para obtener carne.
la asociación animalista KARA, y ha añadido: "Abrirá la puerta a más cierres de mataderos de carne de perro en todo el país, acelerando el declive de la industria de la carne de perro en general". El complejo de Taepyeong-dong, una fuente de carne de canes para restaurantes de todo el país, albergaba al menos seis mataderos, con cientos de animales en él. La organización Humane Society International (HSI) ha calificado de "horribles" las condiciones de los perros dentro del centro, con, por ejemplo, equipos de electrocución utilizados para su muerte.
La presión de las asociaciones animalistas también consiguió hace dos años que Corea del Sur acabase con la venta de perro en el mercado Moran, que
era uno de los más emblemáticos del país, ubicado también en Seongam.
Entonces las autoridades locales llegaron a un acuerdo con los vendedores
para que reorientasen su negocio y pusiesen fin al mayor centro neurálgico de la península de exposición y venta de carne de canes. El pacto entre la
administración y los comerciantes consistía, grosso modo, en apoyo
financiero público y tiempo para que se reformasen las tiendas con la
de otro tipo de productos. Estos comercios contaban con jaulas de perros
vivos expuestas al público. Una vez el cliente elegía a uno, se le sacrificaba en la trastienda.
era uno de los más emblemáticos del país, ubicado también en Seongam.
Entonces las autoridades locales llegaron a un acuerdo con los vendedores
para que reorientasen su negocio y pusiesen fin al mayor centro neurálgico de la península de exposición y venta de carne de canes. El pacto entre la
administración y los comerciantes consistía, grosso modo, en apoyo
financiero público y tiempo para que se reformasen las tiendas con la
de otro tipo de productos. Estos comercios contaban con jaulas de perros
vivos expuestas al público. Una vez el cliente elegía a uno, se le sacrificaba en la trastienda.
Como en otras naciones asiáticas, muchos surcoreanos consideran la carne de perro parte de la tradición culinaria del país. Eso sí, su consumo ha caído drásticamente en las últimas décadas a medida que el animal se ha convertido en la mascota por excelencia. Por ejemplo, el número de comercios en Moran especializados en este negocio había pasado de 54 en el año 2001 a 22 en el momento del cierre. En este mercado se vendían anualmente unos 80.000 perros, lo que equivale a aproximadamente una tercera parte del total de carne de este animal que se consume en el país.
El sector de la carne de perro, además de estar cada vez más marginado socialmente, trabaja en un limbo legal. Corea del Sur no tiene una ley específica que prohíba la venta y el consumo de carne de perro, pero tampoco la regula: la normativa sobre el sacrificio y distribución de ganado no incluye a los canes —con lo cual no está considerado como comida—, es de los únicos países que cuenta con granjas comerciales de perros para suplir la demanda de carne.
Con la caída del consumo de carne de perro y gato y la aceptación de estos animales como mascotas en muchos países asiáticos, las autoridades de muchas naciones se mueven en la misma dirección que Corea del Sur. En Hong Kong, el sacrificio de estos animales está prohibido, pero no su consumo. Taiwán es el único territorio en el que está vetado el consumo de carne de perro y gato tras la aprobación el año pasado de la Ley de Protección de los Animales. China continental, sin embargo, sigue siendo el gran campo de batalla de las organizaciones animalistas: a pesar de que cada vez menos gente come carne de perro o de gato, festivales como el de Yulin, aislados pero muy polémicos y con gran repercusión fuera y dentro de sus fronteras, impiden que la imagen del país como protector de los animales mejore.