viernes, 26 de febrero de 2016

El punto de Equilibrio News Letter semanal



















OPINIÓN

La irreverente adolescencia de la economía china

​Movimientos torpes, cambios de humor, inmadurez… la economía china está transitando la adolescencia. Si bien estamos hablando de un país milenario, su sistema de mercado capitalista es aun adolescente.
 En sus primeros años y décadas de vida, al igual que un niño, la economía china creció a una velocidad vertiginosa y asombrosa; incorporando rápidamente habilidades y prácticas económicas. Hoy día, este crecimiento pasó a ser más sutil, con cambios más de fondo que de forma. 

Desde el año 1978, con el inicio del proceso de reforma y apertura, la economía de China
 comenzó a crecer
 y a abrirse al mundo en un fenómeno sin precedentes, pasando en tan solo
 unas pocas décadas de ser un país netamente agrario donde solamente el 18% de sus habitantes vivía en centros urbanos,
 a convertirse en el motor de la economía mundial, con más de la mitad de población urbana
 (cifra que además sigue creciendo). En las últimas décadas más de 500 millones de personas 
han salido de la situación de pobreza en China, un éxito de desarrollo económico sin precedentes 
a nivel mundial.
 Sin embargo, en el 2015 paso de ser la estrella del crecimiento y desarrollo mundial a ganarse
 un menos notable – e injustificado según mi punto de vista – calificativo,   
el de una economía altamente volátil. 
Su economía ya no crece a las famosas “tasas chinas”. Hace años llego a alcanzar tasas del 14% anual.
 Hoy estamos hablando de la mitad. Ahora bien, derrumbemos un primer mito, el de la recesión china. 
Un crecimiento de entre 6 y 7 %, si bien es una reducción en la tasa de crecimiento, 
claramente no es una recesión, más si tenemos en cuenta que estamos hablando de una economía de 10,4 trillones de dólares (tengamos también en cuenta que aun a estas tasas de crecimiento menores 
crece casi tres veces más que la economía de Estados Unidos).
 El aporte de la economía china a la economía mundial es de mayor magnitud hoy. 
Si bien crece a tasas mas bajas que hace una década, cuando lo hacía a tasas más altas 
su economía era de apenas 2,3 trillones de dólares, unas 4 veces menor. 
Es de vital importancia por tanto, entender que la economía china actualmente está pasando por un periodo de ajuste y transformación.
Esto es precisamente lo que genera la combinación de ciertas dosis de volatilidad y un desarrollo económico exitoso.

Derrumbemos otro mito, el de lo inesperado de la desaceleración económica china.
 Observando el proceso de desarrollo económico y los planes quinquenales chinos vemos que existe una coordinación entre unos y otros, sin sobresaltos inesperados.
 O sea que la desaceleración actual estaba prevista hace tiempo. 
El crecimiento a tasas chinas de los años 80 y 90 producto del proceso de reforma y apertura iniciado
 en el año 1978 se basaba en inversiones extranjeras, producción manufacturera y exportaciones;
 dentro de en un modelo con muy bajos costos de producción, en particular de mano de obra.
 Actualmente la economía china dista muchísimo de este modelo.
 Hoy la orientación de esta economía es mayoritariamente al sector servicios, que comprende poco más del 50%, 
y desde el año 2014 la inversión extranjera directa al exterior realizada por China alcanzo
 a la que recibe este país. 
En el 9º Plan Quinquenal (1996-2000) se preveía un uso más eficiente de los recursos, mayor innovación tecnológica y mayor competitividad en lugar de una continua dependencia de inversiones y mano de obra barata. El 13ª plan quinquenal – que cubrirá el periodo 2016-2020 – será publicado en marzo. 
En este último, según lo ya adelantado en noviembre pasado luego de la reunión del plenario del 
Comité Central, los objetivos se centraran en “mantener un crecimiento medio-alto”,
 teniendo en cuenta factores como innovación, coordinación, desarrollo y medio ambiente y apertura.
 Se proyecta alcanzar una economía de  17 trillones de dólares para el año 2020.

Muchos otros cambios se producen día a día dentro de la economía china, como por ejemplo la ya mencionada urbanización creciente y la brecha cada vez menor entre los ingresos de unos y otros,
 así también como incrementos en el consumo – tanto en cantidad como en calidad – China 
es hoy uno de los principales mercados de marcas de lujo, consume el 50% de la carne de cerdo del mundo
 y “exporta” más de 100 millones de turistas anualmente, su gran mayoría hacia otros países de Asia. 
Estos cambios impactan no solo domésticamente sino en la demanda mundial. 

Por otra parte China es aun un país en vías de desarrollo, con importantes disparidades a nivel regional, 
sobre todo entre regiones costeras y el interior, y necesita aun grandes inversiones en infraestructura
 a pesar de las obras faraónicas que se han construido en las últimas décadas. 
Un ejemplo de estas es uno de los últimos trenes de alta velocidad construidos entre Guangzhou
 – capital de la provincia de Guangdong, en la megazona económica del Rio Perla – y la ciudad de Guiyang capital de la provincia de Guizhou, una ciudad antes fuertemente dependiente de empresas estatales 
y actualmente señalada con gran potencial para desarrollo tecnológico.
 Este tren, inaugurado a fines del 2014, acorto el tiempo de viaje entre estas ciudades separadas 
por casi 1000 km de distancia de 22 a tan solo 4 horas. Inversiones así hay muchas, y 
son necesarias muchas más en este país enorme. Los desafíos de política económica son muchos y muy importantes. 
Tan solo un dato: anualmente hay unos 7 millones de egresados universitarios. 

En cuanto a algunas reformas pendientes se encuentra la de las empresas estatales, 
la del sistema financiero, la del sistema de permiso de residencia urbano-rural (hukou), 
la puesta en práctica de las reformas de la política del hijo único, 
la lucha contra la corrupción, y la búsqueda y utilización de recursos compatible con
 la preservación del medio ambiente. 
Estos temas son tan complejos y de una importancia tal para que se podría escribir 
un artículo entero
 analizando la relación de cada uno con los lineamientos más generales de política económica china. 
El gobierno chino se caracteriza por un enfoque muy pragmático, y sus reformas normalmente,
 comienzan con programas y experimentos de tipo piloto en menor escala y, de acuerdo a los resultados obtenidos, 
son luego implementados a nivel nacional. Esto ha ocurrido, por ejemplo, con las zonas económicas 
especiales creadas inicialmente en el año 1980 para atraer inversiones.
 Las reformas actuales en cuanto a migración urbano–rural y en particular la de la política
 del hijo único llevan décadas siendo ensayadas en menor escala para su eventual aplicación
 a nivel nacional. 
No es un dato menor, teniendo en cuenta que se estima que a raíz de estas reformas nacerán
 unos 17 millones de personas en los próximos 5 años. 

China hoy, por tanto, se encuentra en una encrucijada, pero no en una espiral ni descendiente ni ascendente. 
De esta encrucijada saldrán las reformas necesarias para continuar profundizando 
el proceso de desarrollo.
 Habrá momentos mejores y otros peores. 
El problema es que el mundo se había (mal) acostumbrado a un modelo de desarrollo 
económico chino exitoso
 y a la dependencia del mismo, de su crecimiento, de sus “tasas chinas”. 
Transitar la adolescencia no es fácil, sobre todo si la mirada del resto del mundo observa cada paso,
 ya sea firme o en falso. Y depender de lo que haga un adolescente, menos fácil aun.

Carola Ramon Berjano es Licenciada en Economía, investigadora y docente